Una experiencia entre el cielo y las montañas de Jujuy

Diario de viaje e información útil 

La expedición completa se desarrolló en seis días. Hicimos la aproximación desde El Moreno, un pequeño pueblo jujeño con algunos servicios y algo de conexión a internet. Es posible acercarse en camioneta hasta los 4800  metros de altura. Sin embargo, si el transporte no es óptimo, es mejor dejarlo en uno de los campamentos, Casa Mocha, a 4300 metros y desde ahí, terminar a pie la aproximación y el ascenso. 

Es necesario aclarar que el recorrido lo hice con una prestadora de servicios, Argentina Extrema, pero siempre es un aprendizaje para comenzar a hacer nuevos caminos de manera independiente.

Día 1

Viajamos desde Salta en un transfer hasta la hermosa ciudad de Purmamarca. Desde allí, continuamos el trayecto en camionetas 4×4. El recorrido continuó por la Cuesta de Lipán y nos acercamos a las Salinas Grandes con el Nevado de Chañi mostrando su presencia. El salar es una referencia importante no solo porque, en los inicios, se observa el desvío hacia El Moreno sino también porque durante las caminatas en la Puna ofrece una referencia insoslayable hacia el Oeste del Chañi.

Una vez que observamos las Salinas, nos desviamos de la Ruta y tomar un camino de ripio hasta el Refugio Canchaioc a 3687 metros de altura. El espacio es cuidado por Gabino que tiene su casa a unos metros del lugar.

Refugio Canchaioc

Día 2

Para aclimatar, hicimos un recorrido junto a Gabino y a los guías, alrededor de las poblaciones y de los cerros cercanos. Subimos al San José que nombra el paraje cercano y conocimos las edificaciones aledañas. Durante la tarde descansamos en el refugio, aprovechamos para conocernos mejor y hacer unos ejercicios de estiramiento.

Día 3

Continuamos con la aproximación hasta Casa Mocha, el “Pórtico del Nevado de Chañi”, a 4200 metros. La caminata es larga pero sin mucho peso ya que la camioneta porteaba gran parte del equipo. Allí nos alojamos en el refugio Flor de Pupusa gestionado también por Gabino y su familia. La altura se empezaba a sentir. Uno de nuestros compañeros comenzó a sentirse muy mal y, durante la tarde, una joven que bajaba de la cumbre, necesitó asistencia. El miedo comenzaba a incomodar.

                                                                            Casa Mocha

Día 4

El día jueves fue utilizado para portear equipo y comida hasta el último de los refugios. Jefatura de los Diablos se encuentra a 4960 metros de altura. Es una pequeña edificación con espacio para que duerman unas 5 personas y cuenta con cocina. Al llegar, el frío y el viento nos indicaban que ya estábamos en la alta montaña. Armamos las carpas, organizamos el campamento y fuimos en búsqueda de agua. El arroyo se encuentra a unos 20 minutos del lugar.

Jefatura de los Diablos

Finalmente, regresamos a Casa Mocha para hacer una práctica de uso de grampones y descansar. Dos de nuestros compañeros decidieron volver a Salta. 

Día 5

La jornada comenzó con la caminata hasta Jefatura de los Diablos. Esta vez, la camioneta de apoyo no nos acompañaba así que todo el equipo lo llevamos con nosotros. Llegamos para el almuerzo que se juntaría con la merienda y la cena ya que el día siguiente era el designado para intentar la cumbre. El cielo completamente nublado aparecía en algunas charlas tímidas. Los nervios comenzaban a aparecer.

Día 6

El día comenzó a las 2 am. Debido a las condiciones climáticas, el desayuno lo tomamos en las carpas mientras nos preparábamos para el gran ascenso. Partimos catorce personas junto a cuatro guías. El viento era muy intenso y no facilitaba la caminata. El sendero en zigzag hasta el Abra de Chañi está bien señalizado con monolitos y apachetas a lo largo del camino. Luego, se presenta un largo acarreo hasta el filo. Allí había nieve y hielo pero pudimos seguir el camino sin grampones. 

 

A las 12:00 del día 5 de mayo de 2023 hicimos cumbre cinco de nosotros (Ángeles Herrera, Adrián Arrigone, Esteban Mena “el yerno de Osmi”, Mijaul “Miguel, el polaco” y yo, Florencia Sorrentino) y dos de los guías Jaime y Matías Contreras. La emoción fue inmensa.

 

Para el descenso sí nos tuvimos que colocar grampones. Fue un largo camino pero volvíamos muy felices. En Jefatura de los Diablos levantamos el equipo y caminamos hasta Casa Mocha para dormir la última noche en la montaña.

Día 7

Por la mañana, las camionetas nos vinieron a buscar. Nos despedimos de la montaña y nos fuimos a Salta. Las montañas del norte tienen una energía particular. Quizás es porque muchas de esas cumbres fueron, efectivamente, adoratorios de altura. Allí se practicaron rituales y esa energía aún sigue vigente. Se siente.

Las culturas preincaicas veían a las montañas como la materialización de sus dioses y es por eso que las ascendían. Además, hay leyendas que cuentan que, desde la cumbre del Chañi, los dioses tiraban piedras para impedir su acceso. Sin
embargo, los Incas, para demostrar su poderío, ascendieron a las montañas prohibidas e instalaron adoratorios en sus cumbres. Allí realizaron todo tipo de ofrendas como la de los niños del Llullaillaco.

La cima de la montaña significa el fin del espacio terrenal y el punto de contacto con el mundo celestial. Desde la cumbre, la comunicación con los dioses del cielo es materialmente posible. Un mes después de mi llegada a Buenos Aires
pienso en el Chañi para proyectar otras cumbres. Pienso en la energía que logró perpetuar en mí y la unión que se estableció. Sé que ya no es posible que ese lazo se rompa.  

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