Ahora algo se cruzó dentro de mí
y no puedo volver porque no podría vivir.
Thelma en Thelma y Louis
Caminar desde el pueblo La Carolina a Nogolí fue una gran aventura, principalmente, porque no contaba con mucha información. Además, tenía la responsabilidad de lograr que Fabrizio, mi hijo de 9 años, camine 35 kilómetros y que lleguemos sanos y salvos. El camino no tenía grandes dificultades pero el desafío era inmenso. Utilizamos los feriados de Semana Santa para hacer el recorrido. El viaje desde Buenos Aires hasta San Luis es largo, son 850 kilómetros por lo que se necesita utilizar un día completo para llegar hasta allá.
La Carolina es un pueblo precioso, colonial. También leí que es uno de los pueblos argentinos que compiten por estar entre los mejores del mundo. Nosotros llegamos de noche y fuimos directo a la cabaña que habíamos reservado. Llegamos el miércoles previo a Semana Santa y estaba absolutamente todo cerrado. No había ningún lugar para comer o para pedir comida solo una pequeña despensa con muy poca variedad así que es importante ir con una rica comida y alojarse en un espacio con cocina.
Día 1
Comenzamos el trekking por la mañana. Quisimos dar aviso de nuestra salida a los bomberos pero no había nadie (Tel: 2664452000 int. 5552/5553). En el centro médico había un trabajador que nos comentó sobre el camino pero, en general, las personas nos miraban extrañadas. Es decir, no es un recorrido turístico y nuestro entusiasmo crecía. Lo idea es salir del camino que bordea la escuela y la seccional de policía. Ese es un camino vecinal señalizado. Nosotros, en cambio, comenzamos cruzando el río que está frente a la oficina de información turística. Allí hay una tranquera que cruzamos y seguimos en dirección oeste. Por allí no hay caminos, hay que cruzar grandes piedras para poder continuar. Encontramos una casa de un lugareño que nos acompañó un trecho y nos indicó algunos puestos como referencias. A partir de esa casa, la dirección comienza a ser suroeste.
El terreno comenzó a ser más llano y caminábamos campo traviesa entre altos pastizales. Atravesamos nuevas
tranqueras y una, particularmente, indicaba la entrada a la Reserva Natural Privada “Portillo de Barranca”. Allí decía que para pasar había que pedir permiso al 2664-399839. Nosotros ya no contábamos con señal de celular así que pasamos y acampamos en las cercanías. En esta parte de camino hay gran presencia de animales de pastoreo. Este primer día fue muy difícil conseguir agua ya que, calculo, que el primer arroyito está a unos 6-7 kilómetros de la entrada a la Reserva por lo que el primer día se hace bastante largo. Una opción es recargar en la primera de las casas pero recomiendo 3 litros de agua más lo que se necesite para cocinar.
Día 2
Durante la noche el clima fue lluvioso. Sin embargo, al día siguiente nos levantamos con energía. Esta jornada tiene por objetivo caminar y realizar un largo descenso hasta el río. Igualmente, antes hay que atravesar tranqueras, una casa (el lugareño dice que por allí no se puede pasar de noche), un gran puesto abandonado y un conjunto de rocas que señalan el comienzo del gran descenso. Ese camino nos llevó gran parte del día ya que llegamos a la bajada por la tarde.
Caminamos unas dos horas y decidimos acampar pero lo ideal es llegar hasta el Río que hay un sector de acampe y agua cristalina para abastecerse y cocinar. La bajada no tiene grandes dificultades y el camino está bien delimitado. Además, la vista es increíble.
Día 3
La tercera jornada fue sencilla en intensidad pero tuvo el condimento de los vadeos. Hay que seguir el cauce del río en dirección sur por el lado oeste del río. No hay que distraerse porque la vegetación puede impedir el paso así que a no desviarse del sendero (como hicimos nosotros).
Cerca del mediodía comenzamos a ver personas que van a pasar el día cerca del río. También hay un lujoso hotel. Sin embargo, no hay servicios de ningún tipo. Una vez que llegamos a una gran tranquera que señalaba el comienzo del estacionamiento finaliza el trekking. La victoria fue nuestra por un momento. Digo por un momento ya que el pueblo “Nogolí” se encuentra a unos 10 kilómetros del final de recorrido y atraviesa una ruta de cornisa. Es decir, debíamos conseguir un transporte, al menos, hasta Nogolí pero no hay de ningún tipo (ni colectivo, ni taxi, ni remis).
Luego de caminar un buen rato pudimos hacer dedo y nos llevaron hasta Nogolí. Allí hay colectivos hasta San
Luis pero la frecuencia es muy baja (cada cuatro horas aproximadamente). Es decir, llegamos un sábado a la noche al pueblo de Nogolí que se encontraba en pleno festejo. Comimos algo y esperamos el colectivo con las últimas energías.
Una vez que llegamos a San Luis nos anoticiamos que no hay colectivos a La Carolina durante los fines de semana, ¡buenísimo! Finalmente, tomamos un remis que nos salió carísimo pero nos dejó en la cabaña a la 1 de la mañana. Agotados pero muy felices.
Nota: tener resuelto el transporte de Nogolí a Carolina si es que dejaron el auto en el primero de los pueblos.